Si te preocupa que los jóvenes vivan el mundo a través de una pantalla, prepárate: esto no ha hecho más que empezar. El nuevo desafío para el desarrollo de los jóvenes se llama “Metaverso”.
¿Qué es el Metaverso?
Probablemente habrás oído hablar del Metaverso. Y probablemente no tengas del todo claro qué es o puede significar de cara al futuro. Hablemos.
Los metaversos son mundos virtuales en los que la gente puede socializar, jugar, trabajar, y hacer todo lo que se pueda hacer en el mundo físico. De hecho, ya hace tiempo que hemos empezado a conocer metaversos como Minecraft o realidad virtual de la PS5.
Un metaverso se puede crear a partir de una web, y/o con utensilios como gafas de realidad virtual (como Oculus de Facebook), realidad aumentada, o cámaras de 360 grados.
¿Cómo participamos en este nuevo mundo?
En el metaverso, cada persona puede crear su propio personaje para estar presente y comportarse como en el mundo real: interactuar con personas como en las redes sociales, comprar ropa de marcas conocidas, viajar, conducir un coche virtual o comprar un pisito. Y se puede utilizar dinero real. De ahí el interés de las empresas: nuevos soportes publicitarios, nuevas experiencias para captar consumidores, y una manera clara de sacarle rendimiento económico directo.
El mundo económico presionará para un uso masivo del metaverso
El interés del sistema económico está ahí, y es muy grande: una nueva oportunidad de negocio de tamaño gigantesco. Tanto, que nada más poner en marcha el metaverso ya se empieza a hablar de compras de yates digitales, NFTs, terrenos, etc con dinero real.
Y ya se empieza a hablar también de las desigualdades sociales que se están creando y crearán, y que replican las de nuestro mundo físico.
La parte positiva
El Metaverso también tiene una gran parte positiva. Veremos/vemos usos que nos harán más fácil la vida en general, y la educación en concreto: visitar museos o edificios emblemáticos sin movernos de casa, hacer turismo “enriquecido”, probarnos ropa desde el comedor de casa, convivir con la naturaleza desde una nueva perspectiva, y tantos otros.
La preocupación por el mal uso del metaverso
Ahora bien, lo que me hace escribir este post es la preocupación.
El metaverso llega en un momento delicadísimo para los jóvenes. La pandemia ha hecho que el mal uso y uso abusivo de las pantallas se hayan disparado. La juventud no ha podido desarrollar plenamente sus habilidades sociales y se siente más cómodo relacionándose a través de móviles y ordenadores, donde se siente más protegida y donde les es más fácil rodearse de gente similar a ellos. ¿Qué puede ocurrir si ahora, además, se crea un mundo 100% virtual donde TODO se puede diseñar al propio gusto?
Un nuevo desafío para padres y madres
La película «Los sustitutos» («The surrogates», 2009) ya nos presentaba un mundo donde la vida online era tan atractiva que la vida física perdía todo sentido. Imagina que puedes elegir vivir en uno de estos dos mundos:
Un mundo virtual donde puedes ser como quieras (tanto físicamente como de carácter) y hacer lo que quieras (o te puedas pagar), o bien
Un mundo “real”* decadente, donde el planeta está muriendo, el mercado laboral no te acoge, los estudios te aburren, la política te decepciona, las relaciones personales son complicadas…
La respuesta parece obvia: ¿Quién no querrá estar el mayor tiempo posible en un Metaverso tan bonito y adictivo?
Si ya hemos visto el efecto devastador de las redes sociales sobre el bienestar emocional y físico de los jóvenes (caída de autoestima, acercamiento, sensación de pérdida de tiempo…), preparémonos para las consecuencias negativas del despliegue masivo del metaverso.
¿Qué podemos hacer los padres y educadores frente al metaverso?
Exactamente lo mismo que con las redes sociales. Entre otros:
Conocer y entender muy bien qué es y qué riesgos tiene el metaverso para poder acompañar a los hijos y mentorizarlos desde el primer momento (¡no nacen enseñados!).
Pactar las normas de uso.
Educar a los jóvenes en valores como la empatía y el espíritu crítico.
Alimentar su autoestima y ayudarles en su gestión emocional.
Ser ejemplo de un uso respetuoso y limitado en el tiempo.
Os animo a seguir el tema de cerca, sabiendo que – como todo en internet – la diferencia entre que los metaversos sean una fuente de conocimiento brutal o una fuente de problemas personales dependerá del uso que les demos.
* Indico “real” entre comillas al referirme al mundo «físico» porque el mundo virtual también lo podemos considerar real. Permitidme esta pequeña licencia como miembro de la Generación X que todavía desconfía de parte del mundo digital.